lunes, 14 de septiembre de 2009

No odies.

Mi perrito Bobby. Mientras más odiaba la idea de tener que dejarlo en otra casa, más sufría. Cuando asumí que estaría mejor allí, (cuestiones de espacio), me sentí feliz de que esté con su nueva familia y dejé de extrañarlo tanto.


Hoy acabo de asimilar que mientras más odiamos un lugar, a una persona, o lo que sea, más atados estamos a ello. Como han leído en mis entradas anteriores, estaba desesperada por cambiar de aire laboral; lo extraño es, que hubo días en que ni siquiera quería cumplir el horario, osea si venía a la oficina, pero solo pensaba en las 5pm para irme a la clase de yoga y hacer algo que realmente me gustase; pero no fue sino hasta hace unas semanas cuando terminé de decirme que tenía que hacer el cambio para poder seguir y de alguna forma ayudar a la empresa y yo misma cambiar ese aire; bastó y sobró el tomar esa actitud, cuando surgió la oportunidad de irme a trabajar a otro lugar, y no solo ello, es una excelente oportunidad. Lo lindo es que, salí de la empresa actual con una buena imagen de mi y con buenas recomendaciones.


No odien, porque mientras más odien, más estarán atados a eso que odian.
Dejenlo ir, asuman otra actitud.


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